Reconectando con Tu Niña Interior: Un Viaje Hacia el Amor Propio
- Esther Bogajo

- hace 3 días
- 2 Min. de lectura
¿Te has sentido alguna vez desconectada de ti misma, repitiendo patrones que no entiendes o cargando emociones que parecen demasiado pesadas?
Muchas veces, las respuestas están en esa parte de nosotras que dejamos atrás: nuestra niña o niño interior.
Reconectar con ella o él no es solo un acto de sanación, sino una invitación a recordar quién eres en esencia, sin juicios ni expectativas.
¿Qué significa trabajar con tu niña o niño interior?
La niña interior es una representación simbólica de las memorias, sentimientos y percepciones que acumulamos durante la niñez.
Esta figura metafórica influye en cómo experimentamos nuestras emociones y en cómo nos relacionamos con los demás. A menudo, nuestras inseguridades, miedos o patrones de comportamiento tienen sus raíces en las heridas de esta etapa de la vida.
Es mirar hacia adentro y encontrarte con esa versión de ti que aún vive dentro de tu corazón: esa niña o niño que fuiste, con sus risas, sueños, miedos y heridas. Esta parte de ti guarda recuerdos de momentos felices y también de aquellos en los que te sentiste herida/o, incomprendida/o sóla/o. Trabajar con tu niña interior no es quedarte atrapado en el pasado, sino ofrecerle a esa versión de ti el amor y la atención que tal vez necesitó en su momento.
Trabajar con la niña o el niño interior es un acto de amor hacia uno mismo. Es el proceso de reconectar con esa parte vulnerable y pura de nuestro ser que todavía vive dentro de nosotros, recordándonos las experiencias, alegrías y dolores de la infancia.
Este trabajo no busca culpar ni revivir el pasado de manera dolorosa, sino honrar las emociones que quizás no fueron reconocidas en su momento.
Es un acto profundamente compasivo porque implica ofrecerte ahora el cuidado, la atención y la validación que podrías haber necesitado cuando eras pequeña/o. Es como convertirte en tu propia figura protectora y amorosa, respondiendo a esas necesidades emocionales con paciencia y ternura.
¿Cómo empezar este camino?
Escucha su voz: Tómate un momento para conectar contigo misma. Cierra los ojos, respira y pregúntate:
¿Qué emociones estoy sintiendo hoy? ¿De dónde vienen estas sensaciones?
Habla con amor: Imagina que puedes hablar con esa pequeña versión de ti. ¿Qué palabras de consuelo y cariño le dirías? Tal vez algo tan sencillo como:
“Estoy aquí para cuidarte.”
“No estás sola.”
“Todo está bien, estoy contigo.”
Haz espacio para su alegría: ¿Qué te hacía feliz de niña? Tal vez dibujar, bailar, jugar o simplemente soñar despierta. Volver a hacer esas cosas no solo es un acto de nostalgia, sino una manera de recordarle a tu niña interior que su felicidad importa y que puede seguir disfrutando de la vida a través de ti.

El poder de integrar a tu niña interior
Cuando aprendemos a cuidar y escuchar a nuestra niña interior, nos volvemos más compasivos con nosotros mismos y con los demás. Este trabajo interior nos permite romper patrones negativos y abrazar una vida más plena y auténtica.
Es un recordatorio de que, sin importar cuántos años hayan pasado, siempre podemos ser un refugio seguro para esa parte vulnerable y preciosa de nuestro ser.
La conexión con nuestra niña o niño interior es un camino hacia la sanación y el crecimiento.





Comentarios